Esta vez para nuestra sección de “Cómo se come en Cádiz”, nos hemos ido al restaurante “Código de barra”, situado en la plaza Candelaria de Cádiz. Su chef y propietario, Léon Griffioen, de origen holandés aunque lleva ya en Cádiz muchos años, es como si fuera ya gaditano, casado con una gaditana Paqui Márquez, que es su jefa de sala y su cómplice en todas las aventuras que se le ocurren a Léon.
Nos recibió Léon, quien desplegó ante nosotras toda la magia de su cocina. León se caracteriza por su originalidad, le gusta sorprender y en su local ningún plato es lo que parece.
No es carnaval, pero es una tarde maravillosa que pasamos en el Restaurante Codigo de Barra, muchas gracias Leon Griffioen por tu amabilidad y tu maestría.
Publicada por Grupo gastronómico El Almirez en Domingo, 11 de febrero de 2018
Primero probamos lo que ellos llaman “nuestras aceitunas”; desde luego, parecen aceitunas pero se deshacen en la boca y saben a salmorejo. Hay que tomarlas con cucharilla, para lo que tienen unas muy originales, que presentan sobre una piedra ostionera.
Después seguimos con el segundo aperitivo: una cucharita con una bola de yogurt y algas. Estaban deliciosas.
Seguidamente, unas tortillitas de camarones muy especiales. Tienen forma de palitos y vienen insertadas en una piedra ostionera, con una mayonesa de Kimchi. Nuevamente, riquísimas y originales.
Después probamos colesterol por las nubes. Es de verdad una nube de algodón de azúcar que envuelve un foie, con una base de gel de pomelo y muesli por encima. Es uno de los platos más espectaculares de vista y de sabor.
Tomamos a continuación unos langostinos al ajillo, que tampoco son realmente lo que parecen . Se saltean con un poco de vino Urium, de fino en rama y por encima lleva un polvo que es el ajillo. También espectacular y, por cierto, la receta que Léon nos ha dado para que la hagamos nosotras en nuestras cocinas.
Luego nos trajeron un sándwich de rabo de toro con puré de patatas y mostaza de col picuda. Es de verdad un pequeño sándwich de pan muy finito relleno de carne de rabo de toro desmenuzada, exquisito.
Después vino un choco frito, aunque ya nos imaginábamos que aquello no serían chocos fritos normales; en efecto, son unas láminas muy finitas de choco y de panceta, que llevan un concase de tomate y albahaca. Después se le echa aceite hirviendo por encima y el choco se fríe ligeramente.
Por último tomamos carpaccio templado de dorada de estero y sus verduritas. Son unas láminas muy finas de dorada que, al ponerlas sobre un plato caliente, se hacen en su punto.
Un menú muy copioso que nos dejó con la boca abierta de asombro. Después tuvimos una sobremesa muy agradable con León y su tripulación, Emilio de la Calle, Sara Riera, Jesús Palma y Fran Carvajal. León está integrado totalmente en la vida gaditana, de forma que ya parece totalmente como si fuera de aquí y, desde luego, su cocina es espectacular. Ha sido un verdadero placer visitar su local por la magia desplegada y por su su atención. Léon, un verdadero amigo.