Esta entrada nos va a servir como ejemplo de la riqueza que conlleva la mezcla de culturas. Todas nuestras manifestaciones culturales – folklore, gastronomía, música o artes populares- son el resultado de una amalgama o mezcla realizada en el crisol que es nuestra tierra: Andalucía.
Como es de todos conocido, las torrijas son porciones de pan mojadas en leche o en vino, pasadas por huevo y fritas. Posteriormente se las enmela o se las empapa en un almíbar de canela.
Su origen es difícil de determinar, aunque juzguen ustedes las similitudes con este postre judío . Nos dice Manuel M. Martínez Llopis en su Historia de la gastronomía española : “ Terminada la fiesta del Yom-Kippur, era costumbre comer una sopas que se preparaba poniendo en una fuente honda unas tostadas de pan amasado con leche en capa superpuestas, espolvoreando entre ellas azúcar y canela , luego se remojaban con vino y se dejaban un rato para que se empaparan.” El Yom Kipur es la festividad judía del Día de la Expiación o Perdón, el último de las fiestas de Rosh Hashaná o Año Nuevo judío. Estas fiestas duran 10 días y se celebran el septimo mes del calendario judío que se corresponde con Septiembre.
O este postre de la víspera del Año Nuevo judío (Rosh Hashana).”En esta fiesta, se utiliza una jalá (el pan) redonda – simbolizando integridad y finalización. Después de haber hecho la bendición de “Hamotzi” para pan, es costumbre untar el pan en miel – para que el nuevo año sea dulce.”
Mas directamente se relacionan nuestras torrijas con las “revanadas de paridas”. Las Revanadas de parida son un postre sefardí, hipercalórico y muy rico, que recibe esta denominación por ser tradición dárselas a comer a las recién paridas y favorecer así su recuperación y la subida de la leche. En cualquier caso puede comerlas cualquiera… que no tenga problemas de peso.
Aquí os dejo un precioso relato en ladino ( el ladino es la lengua sefardi que deriva del castellano del siglo XV cuando los judíos fueron expulsados de España – Sefarat para los judios sefardies-) que refiere ésta tradición: Uzos i Kostumbres de los Sefaradís en Turkia: Paritura, Brit Mila i Fadas. Enlace
La similitud de nuestra Semana Santa con las costumbres judía no terminan en la repostería.
Los servicios de oración de Yom Kipur comienzan con la oración conocida como “Kol Nidre”, que debe ser recitada antes de la puesta del sol. Observar las similitudes con ciertos palos del flamenco como la seguidilla y el uso continuado de “melismas” uno de los recursos musicales mas característicos del cante jondo. Un melisma es hablando en plata la emisión de varias notas musicales en una sílaba del texto. La saeta- para algunos estudiosos del tema , como Manuel de Falla, derivada de los cantes sinagogales- es uno de los cantes más melismáticos.
Podéis comparar este cántico con esta saeta carcelera ( cantadas por los presos desde la carcel al pasar las imágenes) y ver las similitudes.
Esta receta sigue mantiene los ingredientes tradicionales pero su elaboración es diferente ya que el pan se moja en una mezcla de leche, vino y huevo por lo que no hay que pasarlas por huevo batido. Son más rápidas de hacer y el aceite no se ensucia tanto.
Se pueden hacer de leche y vino, solo de vino (blanco o moscatel) o con leche hervida con canela y limón. Es importante no echar el azúcar en el batido de huevo ya que se carameliza con la temperetura y ennegrece el aceite.
INGREDIENTES
- Pan de molde “especial para torrijas”
- 3 huevos
- ½ l de leche
- 200 ml de vino blanco para guisar ( ó Manzanilla)
- 300 g de azúcar
- 500 g de miel
- aceite de oliva suave
PREPARACIÓN
Se baten en un cuenco los huevos, la leche y el vino. Se les quita la corteza a las rebanadas y se cortan por la mitad. Se van empapando en el batido y se escurren muy bien para quitar el exceso. Se fríen en abundante aceite para que salgan doradas y se reservan.
Se hace un almíbar con el azúcar y dos vasos de agua, esperamos que se enfríe y vamos metiendo las torrijas de una en una. Se escurren, y se van colocando en un recipiente, se le echa por encima el almíbar que nos sobre y la dejamos toda la noche. Al día siguiente se escurren y se pincelan con la miel pura, que previamente la hemos templado, pero no se le añade agua. Se colocan en la bandeja para servir a la mesa.