Instalamos nuestro stand en el recintos de la Cartuja, de fondo las chimeneas de la antigua fábrica de porcelana.
Quedó precioso decorado con buganvillas, morteros y almirez y los delantales rojos de El Almirez .
Los ingredientes de nuestras poleá: leche, azúcar, canela , anís en grano y , como dice Carlos Cano, la gracia de las manos de Fátima que las borda.
Junto al stand la olla maravillosa de Fátima en la que calentamos las poleás que ya llevábamos hechas.
Nos ayudaron los alumnos de la Escuela de Hostelería de Heliópolis que estuvieron muy atentos a las explicaciones de Fátima.
Las poleás quedaron muy ricas, tan ricas que no quedó nada. Con su canela y sus coscorrones.
Estuvimos todo el tiempo repartiendo, todos querían probarlas. Había algunas personas que nunca las habían tomado y no se podían creer lo buenas que estaban. Una cosa tan simple, un quitahambre, una comida de postguerra y es que la cocinera gaditana sabe hacer “casi sin na” recetas maravillosas.
Pero sacamos tiempo para estar con los amigos y probar las recetas de los stand participantes.