Saliendo por la porta do Camiño, dejaremos Pontevedra atravesando el Ponte do Burgo, para salvar el río Lérez y dirigirnos a Caldas de Reis, Villa termal, en esta etapa de 23 km. Más adelante pasamos junto a las Marismas de Alba, un humedal que nos deleita con los trinos de cientos de especies de aves. Destacables igualmente es el crucero de Amonisa, en Valbón, con una talla de Santiago peregrino en el fuste mirando al norte, hacia Compostela.
Caldas de Reis, nos recibe con la iglesia de Santa María y, en el centro de la villa, la iglesia de Santo Tomás Becket, construida en 1890 con parte de las ruinas de la fortaleza natal de Alfonso VII y flanqueada en el exterior por palmeras.
Sin duda, lo más significativo de Caldas de Reis son sus fuentes termales, que llegan a formar parte del nombre de la ciudad. Destaca la de As Burgas (1881), con sus dos caños en forma de cabeza de león. Sus aguas tienen propiedades curativas, conocidas desde tiempos romanos, y manan a unos 40 grados. Son muchos los peregrinos que alivian sus pies en sus aguas tras la etapa. Muy cerca de ella, un lavadero de ropa se abastece del mismo manantial de agua caliente.
Para reponer fuerzas, la oferta gastronómica da a escoger entre un buen plato de caldo, cocido gallego, ternera, empanada de berberechos o sardinas, pan de maíz y roscón casero. Al atardecer, unos berberechos en alguna de la terrazas junto al río Umia.